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domingo, 11 de julio de 2010

¿Siempre Salvos Pese a…? Y Gracia irresistible de Dios. Una Respuesta

Por:
Carlos Ardila

Asisto desde hace algún tiempo a un grupo bautista, explíqueme por favor:

1. ¿Es cierto lo que me han enseñado sobre permanecer siempre salvos los cristianos aunque se alejen de Dios después de haber sido convertidos?

2. ¿Salva Dios sometiendo irresistiblemente al hombre rebelde o es el hombre quien elige obedecer?

Bien, gracias por tan importantes como interesantes inquietudes.

Respecto a la primera cuestión, muchos son los argumentos, a la vez que demasiadas son las mal interpretadas a más de descontextualizas citas ofrecidas en respaldo de tan grave error doctrinal que no solo conduce a la mediocridad espiritual sino además de la manera más lamentable y triste a la perdición eterna de quienes creyéndolo piensan poder tener vida fuera de Cristo y de la comunión con este, la cual ha de estar siempre basada en la fidelidad de la obediencia (Si me amáis, guardad mis mandamientos. Juan 14:15; Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Juan 15:5,6).

Sin emitir juicio alguno contra quienes enseñan y creen, seguramente de manera honesta y bien intencionada tal error, a continuación reseño tan solo algunos de los tan mal interpretados textos ofrecidos por ellos en la intención de sustentar sus convicciones a este respecto:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano (Juan 10:27).

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre (Juan 10:29).

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Hechos 2:21).

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 8:32-39).

Ahora, sin especulaciones y humanas conclusiones, observemos detenidamente tan solo algunos de los textos que claramente nos indican la posibilidad real de perder nuestra salvación si caso no fueranos fieles al Señor hasta el fin en la observancia y en la vivencia práctica de su voluntad, así como algunas exhortaciones en cuanto a la necesidad de permanecer firmes en la fe.


Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? (Hebreos 2:1-3).

Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza (Hebreos 3:6).

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio (Hebreos 6:4-6).

Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (Hebreos 10:39).

Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno (II de Pedro 2.20-22).


No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida (Apocalipsis 2:10).

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (Apocalipsis 3:5).
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro (Apocalipsis 22.18, 19).

El Señor requiere de obediencia su Palabra y de sujeción a su doctrina

Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Hebreos 5:7-9.

De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído (Gálatas 5:4)

En definitiva, no queda esperanza alguna de salvación para quienes reiterada, rebelde, decida y premeditadamente perseveran en la práctica del pecado:

Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.

Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca (I de Juan 5:16-18).

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.

El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.

¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante.

Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (Hebreos 10:26-39).

Constituye un gravísimo error el pensar que viviendo de cualquier manera inmoral, o alejados del Señor, bien en la práctica de las falsa doctrinas, o incluso siendo un buen ciudadano pero sin ser fiel a la Palabra de Dios, pueda hombre alguno permanecer salvo si no se arrepintiera para enmendar su camino, de no ser files, incluso los más trabajadores siervos del Señor, al dejarlo a causa del pecado, serán desechados:

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado (I de Corintios 9:24-27).

Ahora, con relación a la segunda cuestión permítame observar:

El anterior error sumado al de la equivocada idea acerca de la denominada gracia irresistible de Dios, la cual pretende el vencimiento forzado de la rebeldía del hombre sin Dios, por Dios mismo violando la libertad que nos concede para elegir y someter a todo hombre “predestinado” por él a ser salvo, claramente se contradicen entre sí.

Si un hombre se apartara de Dios, después de haber sido forzadamente hecho salvo por él, y estuviera viviendo perdidamente, en rebeldía y en desobediencia, ¿no cree usted que el mismo Dios que lo forzó irresistiblemente a ser salvo viniendo a sus pies, podría volverle a someter? Entonces, si la “gracia irresistible de Dios” fuese verdaderamente irresistible, no habría razón alguna para afirmar que un hombre puede ser salvo sin Dios, ya que él, según estas equivocas convicciones, siempre le tendría sujeto y firme en la fe mediante el vencimiento total de su corazón a él.

A este respecto, dice, de manera desde luego absolutamente equivoca, ignorando la libertad que Dios nos ha concedido para elegir entre el seguirle o no (Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado Romanos 11: 22. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. Deuteronomio 30:15,19), lo siguiente es lo que reza el credo bautista:
A aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, le agrada en su tiempo señalado y aceptado llamar eficazmente por su palabra y Espíritu, sacándolos del estado de pecado y muerte en que se hallaban por naturaleza para darles vida y salvación por Jesucristo. Esto lo hace iluminando espiritualmente su entendimiento, a fin de que comprendan las cosas de Dios; quitándoles el corazón de piedra y dándoles uno de carne, renovando sus voluntades, y por su poder soberano determinándoles a hacer aquello que es bueno, y llevándoles eficazmente a Jesucristo; de tal manera que ellos vienen con absoluta libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo (2ª. Confesión Bautista de Fe de Londres / 1689 / Cap. 10/ Párrafo 1).
Sin embargo, contrario a lo anterior, la Palabra de Dios nos enseña:


1. Desde el Edén, el hombre es libre para hacer sus propias decisiones respecto a elegir por Dios o no, puesto que en dicha libertad nos ha creado el Señor (Génesis 2:16,17; 3: 1-13; Deuteronomio 30:15,19; Juan 1: 10-12; 12:48; Romanos 11:22).


2. Dios no “predestina” o marca un destino a algunos individuos para perdición y a otros para forzadamente salvarles mediante el vencimiento de su voluntad, violando la libertad que le ha concedido al hombre para decidir sobre el elegir obedecerle a él o no, el llamamiento de Dios es general, el recibirle y el obedecerle es una decisión libre y personal (Juan 1:12; 12:48); al decir el apóstol, Pablo que hemos sido predestinados por Dios, antes ya ha explicado el verdadero sentido de tal predestinación, palabra misma que indica el ser conocidos por Dios desde antes o anticipadamente por él en el tiempo (Romanos 8:29,30), se refiere a la presciencia de Dios (I de Pedro 1:2), es decir, al conocimiento anticipado que Dios tuvo, tiene y seguirá por siempre teniendo en el tiempo sobre quienes voluntariamente le obedecen (Romanos 8: 29. “A los que antes conoció”), en vez de a una injusta, arbitraria y cruel acepción o distinción de personas con la cual bien sabemos jamás procede el Señor (Deuteronomio 10:17; Job 34: 19; Hechos 10:34; Romanos 2:11; Efesios 6:9; Colosenses 2:25; 1 de Pedro 1:17).


En el contexto de Romanos 8:28 al 39, el apóstol Pablo nos indica que ninguna circunstancia adversa podrá alejar de Dios a los verdaderos cristianos fieles a Dios, sino que todas las circunstancias adversas en su contra bien serán revertidas o podrán ser usadas por Dios en su provecho, crecimiento y maduración, note las siguientes expresiones en tal contexto: A los que antes conoció, Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Ninguna circunstancia, pues sobre ellas en Cristo somos más que vencedores (Romanos 8:37).

3. Para llegar a ser hijos de Dios, debemos voluntaria y decididamente elegirle y obedecerle perseverando siempre en el hacer su voluntad para mantenernos salvos (Juan 1:12; Apocalipsis 2:10).


Ahora, basado de manera exclusiva en la Palabra de Dios, saque usted por favor sus propias conclusiones.


¡Bendiciones!

viernes, 9 de julio de 2010

POSICIÓN BIBLICA SOBRE LA "DOCTRINA" DE LA PREDESTINACIÓN

Posición Bíblica sobre la “Doctrina” de la Predestinación
Febrero 16th, 2008 by Administrador
Dr. Tommy Ashcraft

Pastor de la Iglesia Bautista Monte Hebrón de Monterrey, N.L.

INTRODUCCIÓN

El lector notará que en el título de este artículo la palabra “doctrina” aparece entre comillas. Esto es porque técnicamente, la predestinación no debe categorizarse como doctrina. La palabra “predestinación” nunca se menciona en la Biblia, mucho menos en relación con la doctrina. La palabra “predestinar” en alguna forma solo aparece tres veces en las Escrituras: Romanos 8:29 (“predestinó”) y Efesios 1:5 (“predestinado”), y Efesios 1:11 (“predestinados”). En los tres pasajes, la predestinación se menciona NO en referencia al hecho de que uno sea o no salvo, sino que habla de la posición o el privilegio compartidos en el futuro de los que ya somos salvos.


Romanos 8:28 es uno de los versículos más citados por los cristianos. Ha sido una fuente de mucho consuelo en tiempos de confusión acerca de los eventos contrarios de la vida de un cristiano dedicado. Pero Romanos 8:28 está incompleto sin Romanos 8:29. Romanos 8:29 no habla de la predestinación de ser salvo o no. Habla del “prediseño” de un individuo salvo de ser hecho conforme a la imagen del Hijo de Dios. Dios ha predeterminado que nosotros seamos como Cristo.

La teoría que se conoce comúnmente como “calvinismo” se introdujo por el teólogo católico Agustín en el siglo IV. Agustín enseñó que Cristo murió no por todos los hombres, sino por unos cuantos a quienes Dios había escogido y predestinado para ser sus hijos. Enseñó que todos los demás fueron creados para ir al infierno. Enseñó como una realidad que todos los que fueron creados para ir al Cielo estaban como si estuvieran ya en el Cielo, y que todos los que fueron creados para ir al Infierno, estaban como si ya estuvieran en el Infierno. A Agustín póstumamente le fue otorgada la canonización por la Iglesia Católica Romana.

Más de 1,000 años después, Juan Calvino, un ex-católico, avivó esta enseñanza que había sido olvidada desde la muerte de Agustín. Es por Calvino que la enseñanza recibió su nombre: “calvinismo”. Agustín, el padre de esta enseñanza, también enseñó que el bautismo de los infantes fue necesario para poder ir al Cielo. Enseñó que una persona podría tener una regeneración genuina, piedad genuina, y hasta fe genuina, pero sin ser miembro de la Iglesia Católica, esto no le serviría de nada, y que iría al Infierno. Agustín también es responsable por la enseñanza de la perfección sin pecado de María. Es comprobable que muchos de los errores doctrinales actuales de la Iglesia Católica tienen su origen en los escritos de Agustín.

Nadie pretendería que Juan Calvino haya sido bautista. Fue un reformador. No mostró verdadero cristianismo ni en su actitud ni en su comportamiento. Fue un tirano que perseguía y encarcelaba a los que no estaban de acuerdo con él.

Hoy en día algunos enseñan que un cristiano tiene que ser o calvinista o arminiano. Esto no es cierto. Un cristiano puede y debe simplemente creer la Biblia. No pretendemos comenzar a entender la mente de Dios tocante a la relación entre su soberanía y la voluntad libre del hombre. Sin embargo, sí entendemos la enseñanza clara de la Palabra de Dios, que Dios le dio al hombre una voluntad libre para escoger entre el bien y el mal, y una voluntad libre para aceptar o rechazar a Cristo como su Salvador. La doctrina de la predestinación absoluta como la presentan los “calvinistas” se reparte entre cinco puntos. (En inglés, los puntos comienzan con las letras T.U.L.I.P., formando un acrónimo que significa “tulipán”.)

1. LA DEPRAVACIÓN TOTAL. (Un término usado por Juan Calvino). La interpretación bíblica de la Depravación Total es que todo individuo humano es pecador por naturaleza, por elección y por práctica. Todos tienen una naturaleza pecaminosa. La Depravación Total no significa que todo individuo es tan malo como es posible que sea. No significa que todos los hombres son tan malos en sus acciones terrenales, en lo que es humanamente posible ser, como lo serían, creyéramos como Juan Calvino quisiera. Si el hombre no tiene la voluntad libre para escoger entre el bien y el mal, ¿cómo se explica la enorme diferencia entre el criminal habitual que asesina sin conciencia ni remordimiento, y el hombre moralmente bueno pero inconverso, líder en asuntos civiles y sociales en su comunidad? Hay cosas buenas y encomendables en las vidas de muchas personas que no pretenden ser cristianas (no son buenas a los ojos de Dios, pero en un sentido terrenal, sin son buenas obras).

La Depravación Total significa que cada aspecto de la naturaleza de la persona ha sido afectada, tocada, manchada, contaminada, pervertida o influenciada por el pecado. Todos los hombres son capaces de ser totalmente “buenos” (estamos hablando en comparación con los demás hombres, no de su condición espiritual), sin embargo, por su voluntad libre escogen no serlo. Esta es la interpretación bíblica de la Depravación Total, una posición gustosamente tenida por los bautistas fundamentales.

Juan Calvino tomando la doctrina bíblica de la Depravación Total añadió a la Palabra de Dios y la amplió a una posición extremosa y antibíblica. Juan Calvino llamó su doctrina “Depravación Total”, sin embargo, lo que Juan Calvino enseñó debe ser llamado “herejía”. Bajo el término “Depravación Total” Calvino creyó, enseñó y promovió la “Incapacidad Total”. Enseñó que el hombre NO tiene voluntad libre en el asunto de la salvación, sino que su salvación o perdición fue predeterminada solo por Dios, y que el hombre obra mecánicamente como un robot. En respuesta a preguntas acerca de esto, Juan Calvino escribió:

“¿Quién, entonces, podrá ser salvo? Eso es lo que decide solamente la voluntad soberana de Dios, y nada más. Es asunto puramente de la voluntad soberana y divina que, sin duda, por buenas razones que solo Dios mismo conoce, y que ninguna de éstas está relacionada a ninguna cosa que distingue a un hombre de otro, Dios escoge a algunos y rechaza a los demás. La elección de Dios no tiene que ver con la presciencia excepto en cuanto a que El sabe previamente quiénes serán los miembros de la raza humana.” (Los Institutos de Calvino, III, xxiii, página 10).

Entre Génesis 2:16 y Apocalipsis 22:17, Dios le dio al hombre la libertad para escoger. En relación con Génesis 2:16-17, Juan Calvino habla engañosamente. Los versículos dicen: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”

Note que Dios mandó a Adán que NO comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal. Juan Calvino quisiera que creyéramos que Dios en efecto mandó que Adán no hiciera tal cosa, pero que Dios ya había determinado que Adán violara el mandato de Dios. Eso convertiría a Dios en el autor de la desobediencia voluntaria. Juan Calvino escribió:

“La única ocasión en que se podría suponer que haya existido la voluntad libre fue en Adán antes de la caída. Adán pudo haber resistido, si quisiera, siendo que cayó solo por su propia voluntad. En esto la integridad del hombre fue dotada de una voluntad libre por la cual, si hubiera escogido, habría obtenido la vida eterna. Sin embargo, no existe la realidad en la voluntad libre así atribuida al hombre, en vista de que Dios había decretado la caída, y por lo tanto esto debe haber de alguna manera predispuesto la voluntad de Adán. Su voluntad no fue dejada en un equilibrio neutral, ni tampoco su voluntad jamás fue en suspenso ni incertidumbre. Fue inevitablemente seguro que tarde o temprano, Adán caería en la maldad, y con esa caída inevitable, se desapareció todo rasgo de la libre voluntad que el hombre habrá tenido. A partir de ese tiempo, la voluntad se corrompió junto con toda la naturaleza del hombre. El hombre ya no poseía la capacidad de escoger entre el bien y el mal.” (Los Institutos de Calvino, II, Página 8).

La creencia que el hombre no tiene la capacidad de escoger entre el bien y el mal, pone la responsabilidad y el origen del pecado del hombre sobre Dios. Calvino quisiera que creyeramos que somos “robots”, y que nuestras acciones son decretadas por la voluntad soberana de Dios. La creencia que el hombre no tiene capacidad de escoger entre el bien y el mal, y que como consecuencia, hace el mal, pone la responsabilidad del pecado del hombre sobre Dios mismo. Esa es una posición bíblicamente intolerable.

En la declaración misma de Calvino arriba citada, una vez más Calvino habla con engaño. Dice que Adán pudo resistir; que Adán cayó por su propia libre voluntad; que la caída fue decretada por Dios. Juan Calvino, ¿cuál es tu posición, al fin? Las tres declaraciones no pueden ser verdad.

La Biblia enseña claramente que Dios alumbra a los pecadores (Juan 1:9; 12:32, y 16:8). La Biblia enseña también que el hombre tiene una voluntad libre, y que el hombre ejerce libremente esa voluntad. Esto se cubrirá también bajo el punto llamado “Gracia Irresistible”. Por ahora, notemos simplemente que a través de la Biblia Dios establece la voluntad libre del hombre para escoger para sí mismo (Juan 1:12, 3:16, 5:24, Hechos 2:21, 16:30-31. Esta es una lista corta de muchos versículos que establecen la voluntad libre del hombre para escoger.

Los bautistas fundamentales rechazamos la enseñanza de Juan Calvino tocante a lo que él llama La Depravación Total, que en verdad es la Inhabilidad Total. Creemos y enseñamos que el hombre está totalmente depravado, pero que Dios, en su voluntad soberana, dotó al hombre de la capacidad de escoger entre el bien y el mal, entre Cristo y el Diablo, entre el Cielo y el Infierno.

2. La Elección Incondicional. Calvino enseñó que Dios eligió, escogió o predeterminó que ciertas personas serían salvas e irían al Cielo. Muchos calvinistas contemporáneos declaran que no creen en la “doble predestinación” - que significa que ellos no creen que Dios eligió o predestinó a la gente para ir al Infierno - solo a los que van a ir al Cielo. Si uno cree que Dios de hecho predeterminó que ciertas personas fueran al Cielo, eso requiere que uno crea también que todos los demás fueron predeterminados para ir al Infierno. Tocante a este asunto, Juan Calvino escribió:

“El reprobado, así como el elegido, es señalado por Dios como tales por el consejo secreto de Dios, y no por ninguna otra cosa” (Calvin’s Institutes II, xxii, Página 11)

En una carta a Christopher Liertet, Calvino escribió: “Tú eres muy engañado si crees que los decretos de Dios pueden ser mutilados, en cuanto El haya escogido a alguno para la salvación pero a ninguno a la destrucción. Tiene que haber una relación entre los elegidos y los reprobados.” (The Teaching of Calvin, Chapter Vl, Página 109).

En otra ocasión, Calvino escribió:

“Su suerte fue la elección directa e inmediata de Dios, justificada por sus vidas, pero no necesariamente como consecuencia de ellas. Pudo salvarles de su condenación así como lo hizo con los elegidos quienes no fueron más dignos de ser salvos, pero esa condenación fue establecida en la eternidad pasada, y nada de lo que había en ellos pudo transferirlos a la clase contraria, así como nada de lo que pueden ser los elegidos puede convertirlos en reprobados”. (Calvin’s Institutes III, iii, página 4).

Esto es totalmente contrario a la Palabra de Dios. 1Timoteo 2:3-4, 2Pedro 3: 9, Hechos 17:30, Juan 3:16-17, Ezequiel 33:11). Dios siempre ha dicho “Si alguno quiere…” (Marcos 8:34). “Todo aquel que cree…” (Romanos 1:16) ¿Qué significan estas palabras? Si interpretamos la Palabra de Dios consistente y literalmente, tenemos que concluir que Dios le dio al hombre a escoger. Enseñar la “doctrina” de la Elección Incondicional es añadir a las Escrituras lo que Dios no enseña ni tampoco tenía la intención de que el hombre enseñara.

Lo que Juan Calvino enseñó, no fue “Elección Incondicional”, sino “selección”. Si fuera un hecho que Dios hubiera seleccionado a algunos, distinguiendo moralmente a un hombre de otro, entonces Dios hace acepción de personas. Pero la Biblia dice en Romanos 2:11 y Hechos 10:34 que no hay acepción de personas con Dios.

Los bautistas fundamentales no aceptamos la enseñanza de Juan Calvino de la Elección Incondicional y la Condenación Incondicional de Dios, sino que creemos y enseñamos que todo aquel que quiere puede venir a Cristo por el ejercicio de su propia libre voluntad. Es nuestra responsabilidad darle a la gente el mensaje del evangelio, dándoles así la oportunidad de escoger a Cristo y ser salvos, o rechazar a Cristo y perderse.

3. Expiación Limitada. Calvino enseñó que la sangre de Cristo se derramó solo para los elegidos. Enseñó que no fue para los no elegidos. El calvinista de hoy, para disfrazar su creencia, ha cambiado el tercer punto del calvinismo a Expiación Particular. Es otro nombre, pero la misma herejía. No importa cómo se llame, la enseñanza sigue siendo falsa doctrina. La Biblia es muy clara en este punto, como lo es en cualquier doctrina. Hebreos 2:9 declara que Cristo gustó la muerte por todos.

2Pedro 2:1 dice: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.”

1Juan 2:2 dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”

Este versículo no dice ni implica que Cristo haya gustado la muerte solo por los “elegidos”, ni que haya sido la propiciación solo por los “elegidos”. Tal enseñanza es herejía. Es una doctrina condenable y condenadora, enseñar que la sangre de Cristo no haya sido derramada para toda la humanidad desde el comienzo de la creación. Algunos nos dirían que aceptan los otro cuatro puntos de la enseñanza de Calvino, pero que no aceptan la Expiación Limitada. Si uno acepta la enseñanza calvinista tocante a la Inhabilidad Total, y la Elección Incondicional, no tiene más alternativa que aceptar la enseñanza de la Expiación Limitada. Es imposible aceptar una sin aceptar la otra.

No es posible pretender que la sangre de Cristo fuese derramada por todos los hombres a la luz de la declaración de Calvino: “Los reprobados, así como los elegidos, son escogidos para ser tales por el concilio secreto de la voluntad de Dios.” (Calvin´s Institutes III, xxii, Página 11) y “… su condenación fue determinada desde la eternidad pasada, y nada podría transferirlos a la clase opuesta.” (Calvin’s Institutes III, iii, Página 4).

Los bautistas fundamentales no aceptamos la enseñanza de Juan Calvino tocante a la Expiación Limitada. Creemos y enseñamos que la sangre de Cristo fue derramada para todos los hombres, y que es efectiva para la purificación de los pecados de todo aquel que se acerca a Cristo.

4. Gracia Irresistible. En seguida de la Elección Incondicional, Juan Calvino enseñó que si una persona fuera uno de los que elegidos para la salvación, ocurriría que en el momento en que Dios está (o estaba) listo para que esa persona se convirtiera en cristiano, la persona vendría a Cristo (no por su propia voluntad, sino como un robot que no puede resistir la gracia de Dios). De nuevo, como en el caso de la Expiación Limitada, encontramos que el calvinista contemporáneo intenta disfrazar o esconder su doctrina. Podrán cambiar el nombre de la enseñanza de la Gracia Irresistible a otro nombre, pero sigue siendo la misma herejía.

Dios es Dios soberano. Creemos, aceptamos, nos regocijamos y nos gloriamos en esa verdad. Sin embargo, Dios, siendo soberano, escogió darle al hombre una voluntad libre y la capacidad de escoger o rechazar el evangelio. Dios no creó un robot que vendría a Cristo mecánicamente. Efesios 1:12 dice: “a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.”

¿Qué gloria o qué alabanza habría en el hecho de que aceptáramos a Cristo si no tuviéramos alternativa en el asunto? ¿Qué significaría si no pudiéramos resistir su gracia? Nada. Juan Calvino se refería con frecuencia a Juan 6:44-45 como prueba de su posición: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.” (El énfasis es mío.)

Estos mismos versículos REFUTAN la enseñanza de Juan Calvino acerca de la “Gracia Irresistible”. La palabra “trajere” no significa “forzar”. De acuerdo a otros textos en la Palabra de Dios, no PUEDE significar un “atracción irresistible”. La misma palabra “helkuo”, que se traduce “trajere” en el vs. 4, se encuentra en Juan 12:32 que dice: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” Si la palabra “trajere” en Juan 6:44 enseña Gracia Irresistible, entonces la Biblia enseñaría en Juan 12:32 que todos los hombres son irresistiblemente atraídos a Cristo. Todos (hasta los calvinistas) reconocemos que esto no está sucediendo. La palabra “trajere” en Juan 6:44 significa lo mismo que “atraeré” en Juan 12:32. Esto está en armonía con toda la palabra de Dios.

Dios alumbra a todos los hombres (Juan 1:9).

Dios convence a todos los hombres (Juan 16:8).

Dios atrae a todos los hombres (Juan 12:32).

Dios deja la decisión a cada hombre (Juan 3:16).

La Gracia Irresistible en sí se forma de términos mutuamente contradictorias. Si es irresistible, no es gracia. Si es gracia, no es irresistible. Una gracia irresistible destruiría la cualidad personal de la relación entre Dios y el hombre que es establecida por la gracia e involucra la respuesta libre de la voluntad del hombre al amor y la gracia de Dios.

Vemos la gracia de Dios rechazada por el hombre en Proverbios 1:24-35: “Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, 25 Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis,”

Mateo 23:37: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”

Juan 5:40: “y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”

En Hechos 7:51 Esteban dice: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.”

(Vea también Mateo 22:3 e Isaías 65:12)

Los bautistas fundamentales creemos que Dios alumbra a todo hombre que viene al mundo. Creemos y enseñamos que la gracia de Dios puede ser rehusada o aceptada. No aceptamos la enseñanza de Juan Calvino de que la gracia de Dios es irresistible. No hay un solo pasaje en la Escritura que enseñe que la gracia es impartida irresistiblemente.

5. La Perseverancia de los Santos. Muchos confunden esta enseñanza con la doctrina de la seguridad eterna del creyente, o como la describimos los bautistas: una vez salvo, salvo para siempre. La enseñanza de Calvino acerca de este punto fue totalmente diferente a la doctrina bíblica de la seguridad de la salvación del creyente. Calvino enseñaba que una persona que es de los “elegidos” perseverará. Su enseñanza no tenía nada que ver con el poder guardador de Dios. Si el individuo es elegido, sería imposible perderse, no por la gracia salvadora y guardadora de Dios, sino por el simple hecho de ser uno de los elegidos. Enseñaba que si uno no “perseveraba” hasta el fin, después de todo, no era de los “elegidos”, sino que había sido solo un impostor - un falso profesante. Su énfasis estaba de acuerdo con el título de la doctrina: fue la perseverancia de los mismos santos, y no que los santos hayan sido sellados por el Espíritu Santo, y guardados por el poder de Dios. La enseñanza de Juan Calvino es totalmente diferente a la doctrina bíblica acerca de la seguridad eterna del creyente, y ajena a la Biblia. Los versículos que enseñan que el creyente es guardado por el poder de Dios incluyen, pero no están limitados, a Juan 10:28,29; Romanos 8:35-39; Efesios 4:30; y 1Pedro 1:4,5.

Conclusión. Quisiéramos hacer varias observaciones en referencia al asunto de la soberanía de Dios, la voluntad libre del hombre, y la enseñanza extraña de Juan Calvino.

1. La Soberanía de Dios. Nosotros creemos en la soberanía de Dios, pero creemos que en el asunto de la salvación, Dios deja la decisión final con el hombre. Dios ha diseñado un plan de salvación en que le ha dado al hombre la voluntad libre para aceptar o rechazar ese plan. Creemos sin duda que Dios sabía, desde antes de la fundación del mundo, quién aceptaría a Cristo, y quién escogería rechazar a Cristo. IPedro 1:2 dice: “elegidos según la presciencia de Dios Padre…” NO creemos que Dios decidió, determinó, eligió, o seleccionó a quién recibiría y quién no recibiría a Cristo.

2. Los términos que confunden. En referencia a los términos calvinistas modernos, hay mucha confusión y mala interpretación. Son llamados “calvinistas”, “hypercalvinistas”, “calvinistas de cinco puntos”… de cuatro, tres y dos puntos.” Los cinco puntos del calvinismo que mencionamos aquí son como las fichas del dominó que permanecen o caen todos juntas. No es posible derribar uno de ellos y sostener los otros cuatro.

3. La Voluntad Libre del Hombre. Alguien tuvo que decidir en cuanto a la salvación. En la enseñanza de Calvino, ese “alguien” fue Dios. Para aceptar esta doctrina, uno tiene que aceptar que Dios, en la eternidad pasada, seleccionó a los que serían y a los que no serían salvos, y que la decisión de Dios no fue relativo a ninguna cosa que podría distinguirlo a uno moralmente de otro.

Los bautistas fundamentales rechazamos los cinco puntos de la enseñanza llamada “calvinismo”, que se originó en el Infierno, fue presentada en las enseñanzas de Agustín, un “santo” católico del siglo IV, y se ha hecho famosa y ha causado mucha confusión por Juan Calvino de la Iglesia Reformada del siglo XVI. Juan Calvino escribió comentarios sobre la mayoría de los libros de la Biblia, que recibieron la recomendación de Karl Barth, el famoso pero errado teólogo, quien los llamó “mejores que la mayoría”.

Hay una forma muy sencilla de detectar a un hereje, o los que enseñan la falsa doctrina. Hágale la pregunta: “¿Qué tiene que hacer una persona para ser salva?” Si se le hace la pregunta a una persona que cree y enseña la doctrina de Juan Calvino, y contesta: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo…”, entonces su respuesta implica la voluntad libre del hombre, y su respuesta contradice su doctrina. Lo que el “calvinista” DEBE contestar, para estar en armonía con su doctrina, es “Para que una persona sea salva, tiene que ser uno de los ‘elegidos’, y entonces podrás creer en el Señor Jesucristo y ser salvo. Si uno NO es uno de los ‘elegidos’, entonces no hay nada que uno puede hacer para ser salvo.” También podría contestar: “Tiene que esperar hasta que haya una ‘atracción’ que uno no puede resistir, entonces puede ser salvo automáticamente si es uno de los ‘elegidos’.”

RESUMEN: En realidad, la doctrina calvinista está diametralmente opuesta al verdadero y sencillo mensaje del Evangelio de Cristo, y es un ataque abierto contra él. Es herejía enseñar que Dios, en la eternidad pasada, sin respetar la decisión que él por su presciencia sabía que haríamos, escogiera a algunas personas para ir al Cielo y predestinara a otros para ir al Infierno. En IJuan 2:2, la Biblia dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”

La Soberanía de Dios y la Voluntad Libre y la Responsabilidad del Hombre. Se nos ha dicho muchas veces que hay dos grandes doctrinas de la Palabra de Dios: La Soberanía de Dios, y la Voluntad Libre del hombre. Se nos ha dicho que tenemos obligatoriamente que aceptar ambas doctrinas, aunque en nuestras mentes finitas no las podemos reconciliar.

Si con decir que Dios es soberano, uno quiere dar a entender que Dios es 100% dominante en 100% de los asuntos del hombre, comenzando con su salvación, entonces tenemos que rechazar la “soberanía” de Dios.

Aceptamos el hecho de que Dios PODRÍA, si así lo decidiera, ejercer su soberanía o dominio en cada detalle minucioso de la vida del hombre. Que Dios PODRÍA hacer esto no es debatible. El es Dios. Sin embargo, nosotros creemos que Dios, en su soberanía, a propósito se limitó a Sí mismo, en que le dio al hombre una voluntad libre. Esto de ninguna manera desacredita ni deshonra la soberanía de Dios.

Creemos que Dios conoce (y que conoció desde antes de la fundación del mundo) cada decisión que haría el hombre, y cada detalle de la vida del hombre (IPedro 1:2). No aceptamos la enseñanza de que Dios decretó todas esas decisiones, esos detalles y esas acciones. Si la soberanía de Dios se extiende más allá de la voluntad libre del hombre, o si se dice que la voluntad libre del hombre siempre actúa en completa armonía con los decretos soberanos de Dios, entonces los así llamados “decretos soberanos de Dios” están en continuo conflicto con la Palabra, la naturaleza, el carácter y la santidad de Dios.

Esta posición presentaría miles de problemas teológicos que son inaceptables a la luz de la revelación divina. Que el hombre lleve a cabo decretos preordenados crearía una existencia mecánica que no dejaría lugar para la responsabilidad humana, y cualquier intento de Dios de juzgar al hombre por su pecado sería injusto. Y sobre todas las cosas, Dios es justo. La posible lista de las inconsistencias en esta enseñanza podría ser interminable. Pero esto ilustra claramente el punto.

El hombre tiene una voluntad libre y actúa independientemente NO del conocimiento de Dios, sino de su soberanía, porque Dios decretó que el hombre tendría ese privilegio, y lo dotó con esa capacidad. El hombre es responsable por sus decisiones y sus acciones.

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LA PREDESTINACIÓN: HECHOS 13:48, "ORDENADOS PARA VIDA ETERNA"

¿En Qué Sentido fueron "ordenados para vida eterna"?

A. Los gentiles de Hechos 13:48 "oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna".

B. La palabra traducida "ordenados" es "tasso". Significa poner en orden, arreglar, asignar un lugar, designar, disponer.

C. En Hech. 15:2 se traduce "se dis­puso" (determinaron).

D. En 1 Cor. 16:15 se traduce "se han dedicado". Aquí está un caso bien claro de cómo los hermanos mismos "se or­denaron" a sí mismos, se disponían, o se dedicaron al servicio de los santos. Es la misma palabra usada en Hech. 13:48, y es la misma idea. Como Estéfanas y su fa­milia "se han dedicado" (fueron ordenados para esto por sí mismos, desde luego de acuerdo con la voluntad de Dios), así también los gentiles se disponían, estaban dispuestos, se ordenaron a sí mismos para la vida eterna.

E. Los gentiles, pues, "se arreglaron" a sí mismos en el lado de los que quieren ir al cielo. Hay dos lados. Hay dos caminos. Hay dos señores. Cada quien se dispone, se ordena, se arregla, para uno de los dos lados (caminos, señores).

II. Significa Que Los Gentiles Estaban "Dispuestos" A Recibir La Palabra.

A. Obsérvese el contraste: los judíos rechazaban la palabra, v. 45.

B. Los gentiles con gozo la aceptaban.

C. Se refiere, pues, a la "disposición" favorable de los gentiles. Ellos mismos es­taban dispuestos, se disponían con buen corazón para recibir la palabra, y efecti­vamente se arreglaron (ordenaron) a sí mismos para vida.

D. Como los judíos se arreglaron (ordenaron) a sí mismos para conde­nación ("no os juzgáis dignos de la vida eterna", v. 46), los gentiles se arreglaron (ordenaron) a sí mismos para vida eterna.

III. ¿No Somos Ordenados Para Vida Eterna Por Dios?

A. No cabe duda que Dios nos ordena para vida eterna, pero lo hace a través de su palabra. No ordena arbitrariamente a ciertos individuos para vida eterna, en contra de la voluntad de ellos, o sin tomar en cuenta su obediencia desobediencia.

B. Dios endureció el corazón de Faraón, pero ¿cómo lo hizo?

1. ¿Lo reprobó desde su nacimiento, dándole un carácter rebelde para

que no pudiera someterse a Dios?

2. Dios endureció el corazón de Faraón por medio de sus mandamientos que no le cayeron bien a Faraón. La pa­labra de Dios endurece los corazones de mucha gente. Dios no endurece los cora­zones de gente sumisa a su voluntad.

3. Recuérdese que Faraón endureció su propio corazón (Ex. 8:15,32; 9:34). Is­rael endureció su corazón muchas veces (2 Reyes 17:14; Jer. 7:26; 17:23; Hech. 19:9).

C. Dios también abre corazones, como en el caso de Lidia, pero siempre a través de su palabra. "Hablamos a las mujeres" (Hech. 16:13) y "el Señor abrió el corazón de ella" (v. 14). Si el evangelio no es predicado, el Señor no puede abrir corazones. La espada del Espíritu es la palabra de Dios, Efes. 6:17.

D. ¿Quiénes son ordenados por Dios para vida eterna?

1. Jn. 10:27 "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen".

2. Hechos 18:10 "Yo tengo mucho pueblo en esta ciudad". Esto significa que Dios sabía que había gente en Corinto que estaba dispuesta a oír el evangelio y obe­decerlo (véase el v. 8).

Al Estudio Anterior: La Predestinación: Efesios 1:3-14 Sermones Index Al Siguiente Estudio: Calvinismo en iglesias de Cristo

LA PREDESTINACIÓN : EFESIOS 1:3-14

Introducción:

A. Continuamos el estudio de la pre­destinación, observando el plan y propósito de Dios. Su propósito era, en tiempo pasado, un gran misterio, pero ahora se ha revelado y ahora sólo tenemos que leer el Nuevo Testamento para entenderlo (Efes. 3:3,4).

B. La Biblia sí enseña la "predestinación" como observamos en Hechos 2:22, "a éste, entregado por el de­terminado consejo y anticipado conocimiento de Dios...matasteis". Esto fue el plan de Dios para redimirnos. Desde antes de la fundación del mundo Dios ha tenido su plan o propósito de sal­varnos de los pecados.

C. Lo muy importante es distinguir entre el plan de Dios como revelado en la Biblia y la teoría falsa de Juan Calvino y otros de que Dios predestinó o predeterminó que algunos hombres en particular (individuos específicos) fueran salvos y otros hombres en particular (individuos específicos) fueran reproba­dos, a pesar de lo que tales individuos quisieran hacer o hicieran.

I. "En Cristo" -- Punto Clave En Este Texto.

A. Cristo es el Elegido de Dios. La palabra "Cristo" (o en hebreo "Mesías") significa "ungido". Isa 42:1 "He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justi­cia a las naciones". Véanse también Luc. 23:35; 1 Ped. 2:4,6. La expresión "en Cristo" se usa repetidas veces en el Nuevo Testamento y es el punto clave para en­tender la predestinación bíblica: Cristo es el elegido, y nosotros somos elegidos en El.

B. Cristo fue predestinado a ofrecerse a sí mismo como cordero de Dios (1 Ped. 1:20; Hech. 2:23; 4:28). Cristo y el evan­gelio son la sabiduría de Dios "la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria" (1 Cor. 2:7).

C. Somos "bautizados en Cristo Jesús" (Rom. 6:3). En El encontramos el cumplimiento del plan y propósito de Dios. Todo lo que Dios ha predetermi­nado predestinado para la humanidad depende de nuestra obediencia a Cristo.

II. "Nos Bendijo Con Toda Bendición Es­piritual En Cristo" V. 3.

A. ¿Qué son estas bendiciones? To­das las provisiones del evangelio expresadas por las palabras "salvación", "perdón", "redención", "reconciliación", "justificación", etc.

B. Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) mora en nosotros. Cuando Dios nos perdona también nos da la fuerza espiri­tual para ser espirituales y vencer la carne (Hech. 2:38; Rom. 8:1-14; Gál. 5:14-23). Dios nos dirige a través de su palabra. Tenemos comunión con Dios (participamos o tenemos parte en cosas espirituales y celestiales, Heb. 6:9).

C. Tenemos el privilegio de orar a Dios. Ahora podemos decir "Padre nuestro que estás en los cielos". Tenemos comunión con Dios.

D. Somos miembros del un cuerpo de Cristo (1:22,23; 2:16,17; 4:4), su iglesia gloriosa (5:26,27), y Dios suple todo lo necesario para que llevemos mucho fruto (2 Cor. 9:8-10).

E. Tenemos la esperanza viva (Heb. 6:18) de la vida eterna (1 Jn. 2:25). Esta esperanza nos llena de gozo y paz.

III. "Según Nos Escogió En El Antes De La Fundación Del Mundo" V. 4.

A. Al iniciar esta hermosa frase muy larga (v. 3-10) Pablo especifica el lugar (la esfera) dónde encontramos la salvación: en Cristo.

B. Otra vez la expresión "en El" ex­plica el texto. No es que Dios haya escogido arbitrariamente a ciertos hom­bres para la salvación, sino que Cristo es el elegido, y los que obedecemos a Cristo (para estar "en él") también somos elegi­dos o escogidos en El.

C. La invitación de estar "en El" es para todos (Mat. 11:28-30; Apoc. 22:17). Cristo murió por todos (1 Jn. 2.2). Somos elegidos o escogidos por el evangelio. "Serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí" (Jn. 6:45). De esta ma­nera Dios nos "trae" a Cristo (Juan 6:44).

D. "A lo cual os llamó mediante nues­tro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tesal. 2:14).

E. Los "escogidos", pues, son cris­tianos, los que han obedecido el evangelio (Mat. 24:22, 24,31; Rom. 8:33; Col. 3:12; 2 Tim. 2:10, etc.).

F. "Antes de la fundación del mundo" ("antes de los tiempos de los siglos", 2 Tim. 1:9) Dios nos escogió EN CRISTO, es decir, escogió a los que aceptarán a Cristo. Mat. 25:34 "Venid...heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo"; dice Cristo clara­mente en Jn. 3:5, "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios", indicando así que cada persona tiene que

ejercer su propia voluntad en convertirse para entrar en el reino.

G. Es interesante hacer una lista de las cosas mencionadas por Pablo en conexión con la elección. "Nos escogió" en Cristo (1:4); "para que fuésemos santos y sin mancha delante de él" (1:4) ("para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" Rom. 8:29); "para ser adoptados hijos" (1:5); "para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad" (2 Tes. 2:13).

IV. "Para Que Fuésemos Santos Y Sin Mancha Delante De El" V. 4; 5:26,27.

A. Temo que este punto no reciba la atención que merece en nuestra predicación: Pablo no sólo especifica la esfera donde se halla la salvación, sino el carácter de los que se salvan. Dios "nos es­cogió" "en él" "para que fuésemos santos". Es parte integral de la elección divina.

B. Los que verdaderamente están "en Cristo" son santos y sin mancha. Esto fue predestinado por Dios. Dios predestinó, predeterminó, el carácter de aquellos que El aceptaría como su pueblo. Tenemos que ser santos, porque El es santo (1 Ped. 1:15-16). Dios nunca predeterminó que los mundanos y malvados impenitentes fueran al cielo (Apoc. 21:8,27; 2 Tes. 1:7-9).

C. Por lo tanto, dice Pablo (Efes. 4:23) "renovaos en el espíritu de vuestra mente" (véanse también Rom. 12:2; Col. 3:10), para ser transformados en la ima­gen de Cristo (2 Cor. 3:18).

D. Recuérdese que "a los que antes conoció también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Rom. 8:29). Frecuentemente se citan Mar. 16:16 y Hechos 2:38, y con buena razón, porque explican el plan de salvación. Con el mismo énfasis debemos citar frecuentemente Efes. 1:4,5; Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18; 2 Tes. 2:13, porque no nos salvará el bautismo si no somos trans­formados en la imagen de Cristo.

V. "En Amor Habiéndonos Predestinado Para Ser Adoptados Hijos Suyos" V. 5.

A. No somos hijos de Dios, como los judíos, por la generación, sino por la regeneración por medio del evangelio. Es decir, nacemos otra vez (Jn. 3:5; 1 Cor. 4:15; 1 Ped. 1:23-25).

B. Luego Dios nos "adopta" para ser sus hijos para que seamos herederos con todos los derechos y privilegios de un hijo. Nos da su nombre ("hijos de Dios").

C. De esto Pablo habla también en Gál. 3:26-4:7.

D. En todo esto obsérvese con cuidado que no hay ninguna referencia a predestinar arbitrariamente a nadie; todos los textos que hablan de la predestinación hablan del hermoso plan de Dios de rescatar de pecado a los de buen corazón (Luc. 8:15) y transformarlos en la imagen de su Hijo, para que éstos sean su pueblo para siempre y que estén con El en gloria. El evangelio es su poder (Rom. 1:16) para hacerlo.

E. En el v. 5 Pablo repite que esto se realiza "por medio de Jesucristo". Pero si Dios nos hubiera predestinado arbitra­riamente para vida o para muerte ¿por qué fue necesaria la muerte de Cristo?

VI. "Dándonos A Conocer El Misterio De Su Voluntad" V. 9

A. "Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer" 3:5

B. Pero "ahora es revelado a sus san­tos apóstoles y profetas por el Espíritu" 3:5.

C. Estos textos explican claramente el "misterio" de este escogimiento hecho antes de la fundación del mundo: Pablo habla simplemente de la salvación que se ofrece a todos (tanto a gentiles como a judíos) para que estemos "en Cristo" y gozar de toda bendición espiritual. (Desde luego, si estamos en Cristo, estamos en su cuerpo, su iglesia.)

VII. "En El Asimismo Tuvimos Herencia, Habiendo Sido Predestinados Conforme Al

Propósito Del Que Hace Todas Las Cosas Según El Designio De Su Voluntad" V.11.

A. Pablo habla mucho de esta her­mosa herencia en esta carta (1:14,18; 5:5), en Colosenses (1:12; 3:24); y en Romanos (8:17)

B. Algunas versiones dicen "fuimos escogidos como porción de Dios" (véanse La Versión Hispano-Americana; la Ver­sión American Standard; y en el margen de La Biblia de las Américas).

1. Según esta traducción los cristianos somos la herencia de Dios. Este pen­samiento se expresa varias veces en el An­tiguo Testamento (Deut. 4:20; 9:29, "el pueblo de su heredad"; y 32:9 "la porción de Jehová es su pueblo").

2. Este pensamiento concuerda per­fectamente con lo que Pablo dice acerca de un pueblo escogido, adoptado, etc.

C. ¿Cómo se usa la palabra "predestinados" en el v. 11? Dios nos ha predestinado "a fin de que seamos para alabanza de su gloria" v. 12. El propósito (objeto, diseño) de Dios siempre ha sido tener un pueblo especial que voluntaria­mente -- con motivos de amor y gratitud -- le sirviera y le glorificara, ahora y para siempre.

1. La sabiduría de Dios se da a cono­cer "por medio de la iglesia, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús" 3:10,11.

2."A él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús" 3:21.

Conclusión:

A. El pensamiento principal en Efes. 1:3-14 es que estamos "en Cristo" el elegido de Dios. En El recibimos "toda bendición espiritual". Dios "nos escogió en él antes de la fundación del mundo". Nos escogió para que "fuésemos santos y sin mancha" (véase 5:26,27). En El tuvimos herencia, o Dios tiene una herencia (las dos cosas son ciertas, son verdades bíbli­cas).

B. El propósito de Dios: tener un pueblo "para la alabanza de su gloria".

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LAS DOCTRINAS ERRONEAS DE LA PREDESTINACIÓN CALVINISTA

< Romanos 8:29-30 >

“Sabemos que a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo; a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”




Estos pasajes nos dicen que Dios ha predestinado salvar a la gente en Jesucristo. Para hacer eso, Dios los ha llamado en Cristo, justifico a aquellos a quienes Él llamó, y glorificó a aquellos a quienes Él glorificó. Todas las bases de las Escrituras son planeadas y trabajadas dentro de Jesucristo. Esto es lo que nos dice el libro de Romanos, aún así muchos teólogos y falsos ministros han volteado esta verdad clara y simple en una mera doctrina, que consiste en sus propios pensamientos e intereses, y esparcida con diligencia. Pondremos nuestra atención para examinar cuantos han mal interpretado esta verdad.

Algunos teólogos deducen cinco doctrinas de importancia de este pasaje: 1) presciencia, 2) predestinación, 3) llamado efectivo, 4) justificación, y 5) glorificación. Estas cinco doctrinas son conocidas como “La Cadena Dorada de la Salvación” y han sido esparcidas como la verdad a los creyentes y a los no creyentes por igual. Pero sus afirmaciones están llenas de defectos.

Las cinco doctrinas solo hablan de lo que Dios ha hecho – esto es, “Dios ya sabía, había escogido, llamado, justificado y glorificado a alguien.” Pero la Doctrina de la Predestinación, es una doctrina que afirma que Dios ha escogido incondicionalmente a aquellos a quienes Dios salvaría aún antes de sus nacimientos. Pero la verdad Bíblica de la predestinación enseña que Dios ha hecho de los pecadores Sus hijos, derramando Su amor sobre ellos. Por lo tanto, habiéndolos elegido, Dios los ha llamado, justificado y glorificado.



El error de las doctrinas teológicas de la predestinación y la elección


En la teología Cristiana, podemos encontrar las “cinco grandes doctrinas” del Calvinismo, proclamadas por Jhon Calvin. Entre ellas esta la Doctrina de la Predestinación y la Doctrina de la Elección. En la siguiente discusión, señalaré los errores Bíblicos de estas doctrinas y daré testimonio del evangelio del agua y el Espíritu.

La Doctrina de Elección originada por un teólogo llamado John Calvin. Desde luego, Dios habló de la elección en Jesucristo mucho antes del tiempo de Calvin, pero su Doctrina de la Elección ha guiado a muchos a la confusión. Esta falsa doctrina limita el amor de Dios y la define como discriminatoria e injusta. Hablando fundamentalmente, no existen limites, ni barreras para el amor de Dios, y como tal, la Doctrina de la Predestinación, que impone limites al amor de Dios, no puede ser otra cosa que una equivocación. Así la realidad es que muchos creyentes de Jesús de hoy, han aceptado esta doctrina como natural y fatalista.

Las ideas de esta Doctrina han venido a gobernar sobre muchas mentes, ya que la doctrina es apropiada para aquellos que les gusta filosofar, y, como tal, domina sus mentes, haciendo que se vuelva factibles para ellos. La doctrina afirma que aún antes de la creación, Dios predestino y eligió incondicionalmente a algunos, mientras que otros fueron predestinados a quedar fuera de esta elección. Si esta doctrina fuera verdad, aquellas almas que no fueron seleccionadas tendrían bases para protestar en contra de Dios y Él se convertiría en un Dios prejuicioso e injusto.

Debido a estas doctrinas, los Cristianos de la actualidad han caído en gran confusión. Como resultado, muchos Cristianos están sufriendo, mientras se preguntan, “¿He sido elegido? ¿Si Dios me ha reprobado antes de la Creación, que sentido tiene creer en Jesús?” Terminan más interesados en creer si han sido incluidos o excluidos de la elección de Dios. Es por eso que la Doctrina de la Predestinación ha producido mucha confusión entre los creyentes de Jesús, ya que le dan mayor importancia a la pregunta de sus elecciones en lugar de al evangelio del agua y el Espíritu, dado por Dios.

Esta doctrina ha cambiado la verdad de la Cristiandad en una religión más del mundo. Pero ahora es tiempo de que nosotros saquemos del Cristianismo estas doctrinas erróneas con el evangelio que ha dado testimonio de la justicia de Dios. De tal manera que primero debes ver tú mismo si la Doctrina de la Predestinación es correcta o no y ser liberado de todos tus pecados conociendo y creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que verdaderamente han sido elegidos por Dios, son aquellos que conocen y creen en Su justicia.



La predestinación y la elección hablada por la Verdad


Efesios 1:3-5 dice, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. Por su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” La elección de la que se habla en este pasaje es una elección escogida “en él (Cristo) antes de la fundación del mundo” (Efesios 1:4). También nos dice que Jesucristo no ha excluido a ninguna persona de la gracia de la salvación del pecado.

De este pasaje, debemos darnos cuenta exactamente de lo que esta mal con la Doctrina de la Predestinación. El error fundamental de esta doctrina es que va en contra de los estándares de la elección de Dios–esto es, sus bases sobre quien esta para ser salvo o no, no dependen de la Palabra de Dios, sino de Su decisión arbitraria e incondicional.

Si fuéramos a basar nuestra fe en Jesús sobre la lógica de tales elecciones y predestinaciones incondicionales, ¿cómo podríamos creer en Jesús con nuestras preocupaciones e incertidumbres nerviosas? El Calvinismo predica una falsa doctrina que convierte al Dios justo, en un Dios injusto y arbitrario. La razón por la cual Calvin cometió tal error fue porque él elimino la condición de “en Jesucristo” de la predestinación de Dios y el error ha sido lo suficientemente grave para confundir y guiar equivocadamente a muchos. Pero la Escritura claramente nos dice, “Dios nos escogió en Su Hijo Jesucristo” (Efesios 1:4).



Si, como afirman los Calvinistas, Dios escogió a algunos incondicionalmente para ser Su Dios, mientras excluyó a otros sin ninguna razón, ¿qué podría ser más absurdo que esto? Calvin convirtió a Dios, en un Dios injusto en las mentes de muchas personas. Pero la Biblia nos dice en Romanos 3:29, “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? ¡Por supuesto! También lo es de los gentiles.” Dios es el Dios de cada uno y también el salvador de todos.

Jesús es el Salvador de todos. Él dio redención a cada uno, tomando todos los pecados de la humanidad sobre Él mismo, con Su bautismo por Juan y Su sangre sobre la Cruz (Mateo 3:15). La Escritura nos dice que Cristo salvó a cada pecador llevando todos los pecados del mundo con Su bautismo y cargando estos pecados hasta la Cruz (Juan 1:29), siendo juzgado por estos pecados en nuestro lugar (Juan 19). También Juan 3:16 nos dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.” Jesucristo tomó los pecados de cada uno con Su bautismo, murió en la Cruz y se levanto de entre los muertos por toda la humanidad en la justicia de Dios.



Nuestro entendimiento de a quienes ha llamado Dios debe estar basado en Su Palabra. Para hacer eso, veamos el pasaje de Romanos 9:10-11. “Y no sólo esto, sino que también cuando Rebeca concibió de un hombre, de Isaac nuestro padre, y aunque todavía no habían nacido sus hijos ni habían hecho bien o mal-para que el propósito de Dios dependiese de su elección, no de las obras sino del que llama.”

Dice que el propósito de Dios permaneciera “de Él que llama.” Entonces, ¿a quienes ha llamado Dios en Jesucristo? Son precisamente a los pecadores a quienes Dios ha llamado. Entre Esaú y Jacobo, ¿a quien amó Dios? Amó a Jacobo. Dios no amó a gente como Esaú, que estaba llena de su propia justicia, sino que Él llamó a pecadores como Jacobo y les permitió nacer de nuevo a través del evangelio del agua y el Espíritu. Esta era la verdadera voluntad de la justicia de Dios que escogía a pecadores como Jacobo para amar y llamar a través de Jesucristo.

Ya que Adán fue el padre de todos, todos nacieron como la descendencia de un pecador. En el Salmo 51, David dice que fue concebido en pecado, desde que estaba en el vientre de su madre. Debido a que la gente nace en pecado, lo cometen, a pesar de su determinación. A través de todas sus vidas continúan dando fruto de pecado hasta el último momento. Marcos 7:21-27 nos dice que así como un árbol de manzanas, da manzanas y los perales dan peras, los humanos están atados a vivir en pecado durante sus vidas ya que nacieron con pecado.

Debes de haber tenido una experiencia de haber cometido un pecado en contra de tus deseos. Esto se debe a que desde el mismo momento en que naces, naces como un pecador. La gente nace con pensamientos malvados que incluyen el adulterio, las fornicaciones, los homicidios, los robos, la envidia, la maldad, el engaño, la lascivia y otros como estos en sus mentes. Es por eso que todos viven sus vidas en pecado. El pecado es heredado. Ya que nacimos con los pecados que nuestros antepasados nos heredaron., fundamentalmente estamos determinados a vivir en pecado. Esta es la razón por la cual necesitamos creer en Jesús como nuestro Salvador y creer en la justicia de Dios.



¿Significa que la primera obra de Dios, Adán, termino en fracaso? No, no significa eso. Dios decidió convertir a la humanidad en Sus hijos, así que Él permitió al primer hombre caer en pecado. Esencialmente Él nos permitió nacer como pecadores para que Dios nos salvara e hiciera Sus hijos con el bautismo de Jesucristo y Su sangre. Así que debemos saber que nacimos como pecadores sin excepción.



Sin embargo, Dios decidió enviar a Jesucristo a esta tierra antes de la creación, sabiendo que la humanidad se volvería pecadora. Entonces Él colocó sobre Jesús, a través del bautismo que recibió de Juan, todos los pecados del mundo e hizo que Él muriera sobre la Cruz. En otras palabras, Él decidió otorgar sobre todo aquel que creyera las bendiciones de la redención del pecado y de convertirse en hijo de Dios. Este es el plan de Dios y Su propósito para crear a la humanidad.

Alguna gente puede pensar, mal interpretando, “Mira a Jacobo y a Esaú. ¿Acaso no fue uno seleccionado y el otro abandonado por Dios?” Pero Dios no eligió incondicionalmente a aquellos que decidieron salvarse afuera de Jesucristo. Claramente Él decidió convertir a todos en Sus hijos a través de Jesucristo. Cuando solo consideramos el Antiguo Testamento, podemos tener la impresión de que Dios escogió a un solo lado, pero con el Nuevo Testamento, inequívocamente podemos ver que Él eligió a gente como Jacobo para salvar a todos los pecadores a través de Jesucristo. Debemos tener un claro entendimiento y creer en quienes Dios llamó con Su Palabra.

¿De esá y Jacobo, a quien llamó Dios y amó? Él llamo a ningún otro que a Jacobo, un hombre lleno de limitaciones, engaño e injusticia, para amarlo y salvarlo en la justicia de Dios. Tú también, debes creer en esta verdad, que Dios Padre te ha llamado a través de Jesucristo en Su justicia. También debes creer en el hecho que el evangelio del agua y el Espíritu en Jesucristo es el mismo centro de la justicia de Dios.

Entonces, ¿por qué Dios escogió gente como Jacobo? Dios escogió a Jacobo porque era un representante de toda la injusticia humana. El llamado de Dios a Jacobo, fue un llamado congruente a Su voluntad; un llamado de acuerdo a la Palabra de Dios que “fuimos escogidos en Jesucristo.” Este llamado también es consistente con la Palabra de verdad “para que el propósito de Dios dependiese de su elección, no de las obras sino del que llama.”

La forma de salvar a los pecadores a través de Jesucristo fue la cumplir totalmente la justicia de Dios con Su amor. Esta fue la ley de la salvación puesta por la justicia de Dios para los pecadores. Para revestirlos en Su justicia, Dios llamó a gente como Jacobo, quien no tenía ninguna justicia propia, y a aquellos que respondieron a Su llamado a través de Jesucristo.

¿Acaso Dios llamo a aquellos que eran justos por si mismos y parecían buenos? O, ¿ÉL llamó a aquellos que no tenían justicia propia y que estaban llenos de limitaciones? Aquellos a quienes Dios llamó eran personas como Jacobo. Dios llamó y salvó a los pecadores que estaban atados al infierno debido a sus pecados. Debes de darte cuenta que desde tu mismo nacimiento, tú, también, has sido un pecador que estaba lejos de la gloria de Dios, y como tal, estabas en camino al infierno. Necesitas conocer, en otras palabras, tu verdadero yo. Dios llamó a todos los pecadores a través de Jesucristo y los salvó en Su justicia.

El pueblo de Dios es aquel que ha sido justificado por creer en Su justicia. Dios predestinó el llamar a todos los pecadores y redimirlos en Jesús, y Él cumplió lo que había predestinado. Esta es la predestinación en Jesucristo y la verdadera elección en Jesucristo de la que Dios habla. Para entender la verdadera elección de Dios, primero debemos entender los antecedentes de esta verdad sobre la elección, como se describe en el Antiguo Testamento.



Antecedentes de la elección de Dios del Antiguo Testamento


Génesis 25:21-26 nos habla acerca de la historia de Jacobo y Esaú mientras estaban en el vientre de su madre, Rebeca. Calvin basó su Doctrina de la Elección sobre este pasaje, pero pronto descubriremos que su entendimiento se aparta de la voluntad de Dios. Existía una razón del porque Dios amó más a Jacobo que a Esaú. La razón es que la gente como Esaú, en lugar de depender y confiar en Dios, viven creyendo en su propia fuerza, mientras que la gente como Jacobo viven por su dependencia y confianza en la justicia de Dios. Cuando dice que Dios amó más a Jacobo que a Esaú, quiere decir que Dios amó a la gente como Jacobo. Es por eso que fuimos “escogidos en Cristo” (Efesios 1:4).

“Elección Incondicional” sin Jesús y fuera de la justicia de Dios es solo una falsa doctrina Cristiana. Esta idea es semejante a traer y a creer en un dios del destino incorporado al Cristianismo. Pero la verdad nos dice que Dios eligió a todos los pecadores en Jesús. Porque Dios decidió salvar a todos los pecadores “en Jesucristo,” Su elección fue justa. Si Dios hubiera escogido a Jacobo incondicionalmente y hubiera reprobado a Esaú sin bases, Él hubiera sido un Dios injusto, pero Él nos llamó en Jesucristo. Y para salvar a aquellos a quienes Él llamó, Él envió a Jesús a la tierra para tomar sobre Si mismo los pecados del mundo con Su bautismo, el cual ha cumplido la justicia de Dios, y para derramar Su preciosa sangre sobre la Cruz. Es así como Dios nos escogido y amado a través de Jesucristo.

Necesitamos sacar nuestros pensamientos humanos y creer en la Palabra de la Escritura, no en una fe literal, sino con fe espiritual. En otras palabras, Dios Padre, nos escogió a través de Jesucristo. Pero, ¿como trata Calvin la elección de Dios? La verdadera fe es encontrada cuando uno conoce y cree en la justicia de Dios. El creer en el pensamiento humano como verdad es lo mismo que adorar a un ídolo y no a Dios.

Creer en la justicia de Dios a través de Jesucristo, claramente es distinto a creer en la equivocada Doctrina de la Predestinación. Si no conociéramos y creyéramos en Jesús de acuerdo a la Palabra escrita de Dios, no seríamos diferentes de las bestias sin capacidad de razonar. Hemos sido escogidos como hijos de Dios por el sello de la justicia de Dios “en Jesucristo.” Debemos examinar nuestra fe con la base de la Palabra de la Escritura.



Una de las cinco doctrinas del Calvinismo habla de la “expiación limitada.” Esta doctrina afirma que entre la mucha gente del mundo, algunos han sido excluidos de la salvación de Dios. Pero el amor de Dios y Su justicia no pueden tan injustas. La Escritura nos dice que Dios “quien quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen al conocimiento de la verdad” (1Timoteo 2:4). Si la bendición de la salvación, fuera una bendición limitada que se otorga a algunos pero no es permitida a otros, habría mucha gente que se daría por vencida en su fe en Jesús. Aquellos que creen en tales doctrinas falsas deben regresar al evangelio del agua y el Espíritu, ser salvados de sus pecados y recibir la vida eterna, conociendo y creyendo en Jesucristo como su Salvador. Dios ha salvado a todos a través de Jesucristo con Su justicia.

Si en verdad Dios hubiera amado a unos y odiado a otros, la gente le volvería la espalda. Supongamos que Dios esta parado aquí ahora mismo. ¿Acaso Dios seleccionaría a todos aquellos que estuvieran parados a Su derecha para salvación y a aquellos que estuvieran parados a Su izquierda para el infierno, sería esto justo? Aquellos que están a Su izquierda no tendrían otra opción que la de volverse en contra de Dios. Si Dios fuera así, entonces, ¿quien en este mundo serviría y adoraría a Dios, como el dios verdadero? Todos aquellos que fueron odiados incondicionalmente por Dios protestarían y a la vez, ellos, también, odiarían a Dios. Aún los criminales de este mundo se dice que tienen su propia moral y justicia. Entonces, ¿cómo podría ser nuestro Creador tan injusto, y quien creería en un Dios tan injusto?



Nuestro Padre decidió salvar a todos los pecadores con la justicia de Dios encontrada en Su Hijo Jesucristo. Es por eso que la Doctrina Calvinista de la Expiación Limitada no tiene nada que ver con la justicia de Dios. Debido a tales doctrinas erróneas, mucha gente desafortunadamente se están perdiendo, creyendo en Dios equivocadamente o apartándose de Él, todo por sus propias interpretaciones equivocadas.



Una película falta de verdad


La novela de Stephen King titulada, “La Posición (The Stand),” fue hecha una mini serie para la televisión hace algunos años, y fue grandemente ovacionada en todo el mundo. El trama de la novela se desarrolla de la siguiente manera: En el año de 1991, una plaga azota a América, dejando vivos a unos cuantos millares de personas, que eran “inmunes” a la epidemia. De los sobrevivientes, aquellos que instintivamente servían a Dios se encuentran en Boulder, Colorado, mientras que los adoraban al “Hombre Oscuro” se va a Las Vegas, Nevada. Los dos grupos reconstruyen sociedades separadamente, hasta que uno debe destruir al otro.

Entre los sobrevivientes, un hombre joven llamado Stuart sueña repetidamente que el fin del mundo ha llegado y una mujer anciana llamada Abigail le dice en sus sueños que vaya a cierto lugar, recordándole que Dios ya lo había elegido a él. En esta película, Dios salvó a este hombre joven ya que Él lo había predestinado antes de la Creación, aún cuando no creía en Dio o en Jesús.

Entonces, ¿acaso Dios incondicionalmente salvó a aquellos que ni siquiera creen en Jesús? Claro que no. Dios a predestinado a todos en Jesucristo para salvar de sus pecados a aquellos que creen en Su justicia.

La historia de esta película esta basada en las Doctrinas Calvinistas de la Predestinación y Elección. Esta película es meramente una historia que narra una parte de una doctrina teológica. ¿Cómo podría Dios arbitrariamente decidir enviar a alguna gente al infierno y luego elegir a otros para salvación? Debido a que Dios es justo, Él ha predestinado y seleccionado a todos a través de Jesucristo y no hay nadie que se encuentre excluido de la salvación de Su justicia. La elección y predestinación sin Jesucristo carecen de significado y no son bíblicas. Es desafortunado que tantos teólogos continúen afirmando que Dios eligió a algunos, mientras que Él reprobó a otros.

Aún antes de que Él creará el Universo, Dios planeo salvar a todos los pecadores y convertirlos en Sus hijos con Su justicia a través de Jesucristo. En otras palabras, Él eligió a todos los pecadores a través del evangelio de Jesús. ¿Cómo, entonces, crees?



¿Crees que los monjes Budistas que meditan en lo profundo de las montañas están excluidas de la elección de Dios? Si la Predestinación y Elección de Dios fueran incondicionales y sin Jesucristo, no habría necesidad de que predicáramos Su Palabra, ni de que creyéramos en ella. Si, sin Jesucristo el Salvador, algunas personas estaban destinadas a ser salvas y otras no, no habría necesidad de que los pecadores creyeran en Jesús. Que Jesús nos ha salvado de nuestros pecados a través de Su bautismo y Su sangre sobre la Cruz, al final, carecería de significado. Pero en la justicia de Dios que se encuentra en Jesucristo, Dios permitió la salvación aún para los monjes del Budismo que no creen en Jesús, solo si se arrepienten y vuelven sus mentes a Dios.


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Existe mucha gente en este mundo que vive sus vidas creyendo en Jesús. Acaso los dividiríamos en dos grupos, un grupo sería de aquellos que son como Esaú y el otro sería de aquellos que son como Jacobo. La gente como Jacobo se identificaría a si misma como pecadores destinados al infierno, y como tal, son salvados de sus pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Jesús. El otro grupo esta formado de gente como Esaú, que tratan de entrar por las puertas del cielo poniendo su propio esfuerzo a su fe en Jesús.

¿Como eres tú? ¿Jacobo o Esaú? ¿Crees en la justicia de Dios? ¿O crees en la errónea Doctrina de la Predestinación? Tu elección entre una fe y otra decidirá en donde terminaras–en el cielo o en el infierno. Debes deshacerte de estas doctrinas erróneas y recibir la justicia de Dios para hacer la paz con Él, creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu, del que se hablo por la justicia de Dios. Solo esta fe nos da una liberación perfecta de nuestros pecados y también la vida eterna.

jueves, 8 de julio de 2010

POSICIÓN BIBLICA SOBRE LA "DOCTRINA" DE LA PREDESTINACIÓN

Posición Bíblica sobre la “Doctrina” de la Predestinación
Febrero 16th, 2008 by Administrador
Dr. Tommy Ashcraft

Pastor de la Iglesia Bautista Monte Hebrón de Monterrey, N.L.

INTRODUCCIÓN

El lector notará que en el título de este artículo la palabra “doctrina” aparece entre comillas. Esto es porque técnicamente, la predestinación no debe categorizarse como doctrina. La palabra “predestinación” nunca se menciona en la Biblia, mucho menos en relación con la doctrina. La palabra “predestinar” en alguna forma solo aparece tres veces en las Escrituras: Romanos 8:29 (“predestinó”) y Efesios 1:5 (“predestinado”), y Efesios 1:11 (“predestinados”). En los tres pasajes, la predestinación se menciona NO en referencia al hecho de que uno sea o no salvo, sino que habla de la posición o el privilegio compartidos en el futuro de los que ya somos salvos.


Romanos 8:28 es uno de los versículos más citados por los cristianos. Ha sido una fuente de mucho consuelo en tiempos de confusión acerca de los eventos contrarios de la vida de un cristiano dedicado. Pero Romanos 8:28 está incompleto sin Romanos 8:29. Romanos 8:29 no habla de la predestinación de ser salvo o no. Habla del “prediseño” de un individuo salvo de ser hecho conforme a la imagen del Hijo de Dios. Dios ha predeterminado que nosotros seamos como Cristo.

La teoría que se conoce comúnmente como “calvinismo” se introdujo por el teólogo católico Agustín en el siglo IV. Agustín enseñó que Cristo murió no por todos los hombres, sino por unos cuantos a quienes Dios había escogido y predestinado para ser sus hijos. Enseñó que todos los demás fueron creados para ir al infierno. Enseñó como una realidad que todos los que fueron creados para ir al Cielo estaban como si estuvieran ya en el Cielo, y que todos los que fueron creados para ir al Infierno, estaban como si ya estuvieran en el Infierno. A Agustín póstumamente le fue otorgada la canonización por la Iglesia Católica Romana.

Más de 1,000 años después, Juan Calvino, un ex-católico, avivó esta enseñanza que había sido olvidada desde la muerte de Agustín. Es por Calvino que la enseñanza recibió su nombre: “calvinismo”. Agustín, el padre de esta enseñanza, también enseñó que el bautismo de los infantes fue necesario para poder ir al Cielo. Enseñó que una persona podría tener una regeneración genuina, piedad genuina, y hasta fe genuina, pero sin ser miembro de la Iglesia Católica, esto no le serviría de nada, y que iría al Infierno. Agustín también es responsable por la enseñanza de la perfección sin pecado de María. Es comprobable que muchos de los errores doctrinales actuales de la Iglesia Católica tienen su origen en los escritos de Agustín.

Nadie pretendería que Juan Calvino haya sido bautista. Fue un reformador. No mostró verdadero cristianismo ni en su actitud ni en su comportamiento. Fue un tirano que perseguía y encarcelaba a los que no estaban de acuerdo con él.

Hoy en día algunos enseñan que un cristiano tiene que ser o calvinista o arminiano. Esto no es cierto. Un cristiano puede y debe simplemente creer la Biblia. No pretendemos comenzar a entender la mente de Dios tocante a la relación entre su soberanía y la voluntad libre del hombre. Sin embargo, sí entendemos la enseñanza clara de la Palabra de Dios, que Dios le dio al hombre una voluntad libre para escoger entre el bien y el mal, y una voluntad libre para aceptar o rechazar a Cristo como su Salvador. La doctrina de la predestinación absoluta como la presentan los “calvinistas” se reparte entre cinco puntos. (En inglés, los puntos comienzan con las letras T.U.L.I.P., formando un acrónimo que significa “tulipán”.)

1. LA DEPRAVACIÓN TOTAL. (Un término usado por Juan Calvino). La interpretación bíblica de la Depravación Total es que todo individuo humano es pecador por naturaleza, por elección y por práctica. Todos tienen una naturaleza pecaminosa. La Depravación Total no significa que todo individuo es tan malo como es posible que sea. No significa que todos los hombres son tan malos en sus acciones terrenales, en lo que es humanamente posible ser, como lo serían, creyéramos como Juan Calvino quisiera. Si el hombre no tiene la voluntad libre para escoger entre el bien y el mal, ¿cómo se explica la enorme diferencia entre el criminal habitual que asesina sin conciencia ni remordimiento, y el hombre moralmente bueno pero inconverso, líder en asuntos civiles y sociales en su comunidad? Hay cosas buenas y encomendables en las vidas de muchas personas que no pretenden ser cristianas (no son buenas a los ojos de Dios, pero en un sentido terrenal, sin son buenas obras).

La Depravación Total significa que cada aspecto de la naturaleza de la persona ha sido afectada, tocada, manchada, contaminada, pervertida o influenciada por el pecado. Todos los hombres son capaces de ser totalmente “buenos” (estamos hablando en comparación con los demás hombres, no de su condición espiritual), sin embargo, por su voluntad libre escogen no serlo. Esta es la interpretación bíblica de la Depravación Total, una posición gustosamente tenida por los bautistas fundamentales.

Juan Calvino tomando la doctrina bíblica de la Depravación Total añadió a la Palabra de Dios y la amplió a una posición extremosa y antibíblica. Juan Calvino llamó su doctrina “Depravación Total”, sin embargo, lo que Juan Calvino enseñó debe ser llamado “herejía”. Bajo el término “Depravación Total” Calvino creyó, enseñó y promovió la “Incapacidad Total”. Enseñó que el hombre NO tiene voluntad libre en el asunto de la salvación, sino que su salvación o perdición fue predeterminada solo por Dios, y que el hombre obra mecánicamente como un robot. En respuesta a preguntas acerca de esto, Juan Calvino escribió:

“¿Quién, entonces, podrá ser salvo? Eso es lo que decide solamente la voluntad soberana de Dios, y nada más. Es asunto puramente de la voluntad soberana y divina que, sin duda, por buenas razones que solo Dios mismo conoce, y que ninguna de éstas está relacionada a ninguna cosa que distingue a un hombre de otro, Dios escoge a algunos y rechaza a los demás. La elección de Dios no tiene que ver con la presciencia excepto en cuanto a que El sabe previamente quiénes serán los miembros de la raza humana.” (Los Institutos de Calvino, III, xxiii, página 10).

Entre Génesis 2:16 y Apocalipsis 22:17, Dios le dio al hombre la libertad para escoger. En relación con Génesis 2:16-17, Juan Calvino habla engañosamente. Los versículos dicen: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”

Note que Dios mandó a Adán que NO comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal. Juan Calvino quisiera que creyéramos que Dios en efecto mandó que Adán no hiciera tal cosa, pero que Dios ya había determinado que Adán violara el mandato de Dios. Eso convertiría a Dios en el autor de la desobediencia voluntaria. Juan Calvino escribió:

“La única ocasión en que se podría suponer que haya existido la voluntad libre fue en Adán antes de la caída. Adán pudo haber resistido, si quisiera, siendo que cayó solo por su propia voluntad. En esto la integridad del hombre fue dotada de una voluntad libre por la cual, si hubiera escogido, habría obtenido la vida eterna. Sin embargo, no existe la realidad en la voluntad libre así atribuida al hombre, en vista de que Dios había decretado la caída, y por lo tanto esto debe haber de alguna manera predispuesto la voluntad de Adán. Su voluntad no fue dejada en un equilibrio neutral, ni tampoco su voluntad jamás fue en suspenso ni incertidumbre. Fue inevitablemente seguro que tarde o temprano, Adán caería en la maldad, y con esa caída inevitable, se desapareció todo rasgo de la libre voluntad que el hombre habrá tenido. A partir de ese tiempo, la voluntad se corrompió junto con toda la naturaleza del hombre. El hombre ya no poseía la capacidad de escoger entre el bien y el mal.” (Los Institutos de Calvino, II, Página 8).

La creencia que el hombre no tiene la capacidad de escoger entre el bien y el mal, pone la responsabilidad y el origen del pecado del hombre sobre Dios. Calvino quisiera que creyeramos que somos “robots”, y que nuestras acciones son decretadas por la voluntad soberana de Dios. La creencia que el hombre no tiene capacidad de escoger entre el bien y el mal, y que como consecuencia, hace el mal, pone la responsabilidad del pecado del hombre sobre Dios mismo. Esa es una posición bíblicamente intolerable.

En la declaración misma de Calvino arriba citada, una vez más Calvino habla con engaño. Dice que Adán pudo resistir; que Adán cayó por su propia libre voluntad; que la caída fue decretada por Dios. Juan Calvino, ¿cuál es tu posición, al fin? Las tres declaraciones no pueden ser verdad.

La Biblia enseña claramente que Dios alumbra a los pecadores (Juan 1:9; 12:32, y 16:8). La Biblia enseña también que el hombre tiene una voluntad libre, y que el hombre ejerce libremente esa voluntad. Esto se cubrirá también bajo el punto llamado “Gracia Irresistible”. Por ahora, notemos simplemente que a través de la Biblia Dios establece la voluntad libre del hombre para escoger para sí mismo (Juan 1:12, 3:16, 5:24, Hechos 2:21, 16:30-31. Esta es una lista corta de muchos versículos que establecen la voluntad libre del hombre para escoger.

Los bautistas fundamentales rechazamos la enseñanza de Juan Calvino tocante a lo que él llama La Depravación Total, que en verdad es la Inhabilidad Total. Creemos y enseñamos que el hombre está totalmente depravado, pero que Dios, en su voluntad soberana, dotó al hombre de la capacidad de escoger entre el bien y el mal, entre Cristo y el Diablo, entre el Cielo y el Infierno.

2. La Elección Incondicional. Calvino enseñó que Dios eligió, escogió o predeterminó que ciertas personas serían salvas e irían al Cielo. Muchos calvinistas contemporáneos declaran que no creen en la “doble predestinación” - que significa que ellos no creen que Dios eligió o predestinó a la gente para ir al Infierno - solo a los que van a ir al Cielo. Si uno cree que Dios de hecho predeterminó que ciertas personas fueran al Cielo, eso requiere que uno crea también que todos los demás fueron predeterminados para ir al Infierno. Tocante a este asunto, Juan Calvino escribió:

“El reprobado, así como el elegido, es señalado por Dios como tales por el consejo secreto de Dios, y no por ninguna otra cosa” (Calvin’s Institutes II, xxii, Página 11)

En una carta a Christopher Liertet, Calvino escribió: “Tú eres muy engañado si crees que los decretos de Dios pueden ser mutilados, en cuanto El haya escogido a alguno para la salvación pero a ninguno a la destrucción. Tiene que haber una relación entre los elegidos y los reprobados.” (The Teaching of Calvin, Chapter Vl, Página 109).

En otra ocasión, Calvino escribió:

“Su suerte fue la elección directa e inmediata de Dios, justificada por sus vidas, pero no necesariamente como consecuencia de ellas. Pudo salvarles de su condenación así como lo hizo con los elegidos quienes no fueron más dignos de ser salvos, pero esa condenación fue establecida en la eternidad pasada, y nada de lo que había en ellos pudo transferirlos a la clase contraria, así como nada de lo que pueden ser los elegidos puede convertirlos en reprobados”. (Calvin’s Institutes III, iii, página 4).

Esto es totalmente contrario a la Palabra de Dios. 1Timoteo 2:3-4, 2Pedro 3: 9, Hechos 17:30, Juan 3:16-17, Ezequiel 33:11). Dios siempre ha dicho “Si alguno quiere…” (Marcos 8:34). “Todo aquel que cree…” (Romanos 1:16) ¿Qué significan estas palabras? Si interpretamos la Palabra de Dios consistente y literalmente, tenemos que concluir que Dios le dio al hombre a escoger. Enseñar la “doctrina” de la Elección Incondicional es añadir a las Escrituras lo que Dios no enseña ni tampoco tenía la intención de que el hombre enseñara.

Lo que Juan Calvino enseñó, no fue “Elección Incondicional”, sino “selección”. Si fuera un hecho que Dios hubiera seleccionado a algunos, distinguiendo moralmente a un hombre de otro, entonces Dios hace acepción de personas. Pero la Biblia dice en Romanos 2:11 y Hechos 10:34 que no hay acepción de personas con Dios.

Los bautistas fundamentales no aceptamos la enseñanza de Juan Calvino de la Elección Incondicional y la Condenación Incondicional de Dios, sino que creemos y enseñamos que todo aquel que quiere puede venir a Cristo por el ejercicio de su propia libre voluntad. Es nuestra responsabilidad darle a la gente el mensaje del evangelio, dándoles así la oportunidad de escoger a Cristo y ser salvos, o rechazar a Cristo y perderse.

3. Expiación Limitada. Calvino enseñó que la sangre de Cristo se derramó solo para los elegidos. Enseñó que no fue para los no elegidos. El calvinista de hoy, para disfrazar su creencia, ha cambiado el tercer punto del calvinismo a Expiación Particular. Es otro nombre, pero la misma herejía. No importa cómo se llame, la enseñanza sigue siendo falsa doctrina. La Biblia es muy clara en este punto, como lo es en cualquier doctrina. Hebreos 2:9 declara que Cristo gustó la muerte por todos.

2Pedro 2:1 dice: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.”

1Juan 2:2 dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”

Este versículo no dice ni implica que Cristo haya gustado la muerte solo por los “elegidos”, ni que haya sido la propiciación solo por los “elegidos”. Tal enseñanza es herejía. Es una doctrina condenable y condenadora, enseñar que la sangre de Cristo no haya sido derramada para toda la humanidad desde el comienzo de la creación. Algunos nos dirían que aceptan los otro cuatro puntos de la enseñanza de Calvino, pero que no aceptan la Expiación Limitada. Si uno acepta la enseñanza calvinista tocante a la Inhabilidad Total, y la Elección Incondicional, no tiene más alternativa que aceptar la enseñanza de la Expiación Limitada. Es imposible aceptar una sin aceptar la otra.

No es posible pretender que la sangre de Cristo fuese derramada por todos los hombres a la luz de la declaración de Calvino: “Los reprobados, así como los elegidos, son escogidos para ser tales por el concilio secreto de la voluntad de Dios.” (Calvin´s Institutes III, xxii, Página 11) y “… su condenación fue determinada desde la eternidad pasada, y nada podría transferirlos a la clase opuesta.” (Calvin’s Institutes III, iii, Página 4).

Los bautistas fundamentales no aceptamos la enseñanza de Juan Calvino tocante a la Expiación Limitada. Creemos y enseñamos que la sangre de Cristo fue derramada para todos los hombres, y que es efectiva para la purificación de los pecados de todo aquel que se acerca a Cristo.

4. Gracia Irresistible. En seguida de la Elección Incondicional, Juan Calvino enseñó que si una persona fuera uno de los que elegidos para la salvación, ocurriría que en el momento en que Dios está (o estaba) listo para que esa persona se convirtiera en cristiano, la persona vendría a Cristo (no por su propia voluntad, sino como un robot que no puede resistir la gracia de Dios). De nuevo, como en el caso de la Expiación Limitada, encontramos que el calvinista contemporáneo intenta disfrazar o esconder su doctrina. Podrán cambiar el nombre de la enseñanza de la Gracia Irresistible a otro nombre, pero sigue siendo la misma herejía.

Dios es Dios soberano. Creemos, aceptamos, nos regocijamos y nos gloriamos en esa verdad. Sin embargo, Dios, siendo soberano, escogió darle al hombre una voluntad libre y la capacidad de escoger o rechazar el evangelio. Dios no creó un robot que vendría a Cristo mecánicamente. Efesios 1:12 dice: “a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.”

¿Qué gloria o qué alabanza habría en el hecho de que aceptáramos a Cristo si no tuviéramos alternativa en el asunto? ¿Qué significaría si no pudiéramos resistir su gracia? Nada. Juan Calvino se refería con frecuencia a Juan 6:44-45 como prueba de su posición: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.” (El énfasis es mío.)

Estos mismos versículos REFUTAN la enseñanza de Juan Calvino acerca de la “Gracia Irresistible”. La palabra “trajere” no significa “forzar”. De acuerdo a otros textos en la Palabra de Dios, no PUEDE significar un “atracción irresistible”. La misma palabra “helkuo”, que se traduce “trajere” en el vs. 4, se encuentra en Juan 12:32 que dice: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” Si la palabra “trajere” en Juan 6:44 enseña Gracia Irresistible, entonces la Biblia enseñaría en Juan 12:32 que todos los hombres son irresistiblemente atraídos a Cristo. Todos (hasta los calvinistas) reconocemos que esto no está sucediendo. La palabra “trajere” en Juan 6:44 significa lo mismo que “atraeré” en Juan 12:32. Esto está en armonía con toda la palabra de Dios.

Dios alumbra a todos los hombres (Juan 1:9).

Dios convence a todos los hombres (Juan 16:8).

Dios atrae a todos los hombres (Juan 12:32).

Dios deja la decisión a cada hombre (Juan 3:16).

La Gracia Irresistible en sí se forma de términos mutuamente contradictorias. Si es irresistible, no es gracia. Si es gracia, no es irresistible. Una gracia irresistible destruiría la cualidad personal de la relación entre Dios y el hombre que es establecida por la gracia e involucra la respuesta libre de la voluntad del hombre al amor y la gracia de Dios.

Vemos la gracia de Dios rechazada por el hombre en Proverbios 1:24-35: “Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, 25 Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis,”

Mateo 23:37: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”

Juan 5:40: “y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”

En Hechos 7:51 Esteban dice: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.”

(Vea también Mateo 22:3 e Isaías 65:12)

Los bautistas fundamentales creemos que Dios alumbra a todo hombre que viene al mundo. Creemos y enseñamos que la gracia de Dios puede ser rehusada o aceptada. No aceptamos la enseñanza de Juan Calvino de que la gracia de Dios es irresistible. No hay un solo pasaje en la Escritura que enseñe que la gracia es impartida irresistiblemente.

5. La Perseverancia de los Santos. Muchos confunden esta enseñanza con la doctrina de la seguridad eterna del creyente, o como la describimos los bautistas: una vez salvo, salvo para siempre. La enseñanza de Calvino acerca de este punto fue totalmente diferente a la doctrina bíblica de la seguridad de la salvación del creyente. Calvino enseñaba que una persona que es de los “elegidos” perseverará. Su enseñanza no tenía nada que ver con el poder guardador de Dios. Si el individuo es elegido, sería imposible perderse, no por la gracia salvadora y guardadora de Dios, sino por el simple hecho de ser uno de los elegidos. Enseñaba que si uno no “perseveraba” hasta el fin, después de todo, no era de los “elegidos”, sino que había sido solo un impostor - un falso profesante. Su énfasis estaba de acuerdo con el título de la doctrina: fue la perseverancia de los mismos santos, y no que los santos hayan sido sellados por el Espíritu Santo, y guardados por el poder de Dios. La enseñanza de Juan Calvino es totalmente diferente a la doctrina bíblica acerca de la seguridad eterna del creyente, y ajena a la Biblia. Los versículos que enseñan que el creyente es guardado por el poder de Dios incluyen, pero no están limitados, a Juan 10:28,29; Romanos 8:35-39; Efesios 4:30; y 1Pedro 1:4,5.

Conclusión. Quisiéramos hacer varias observaciones en referencia al asunto de la soberanía de Dios, la voluntad libre del hombre, y la enseñanza extraña de Juan Calvino.

1. La Soberanía de Dios. Nosotros creemos en la soberanía de Dios, pero creemos que en el asunto de la salvación, Dios deja la decisión final con el hombre. Dios ha diseñado un plan de salvación en que le ha dado al hombre la voluntad libre para aceptar o rechazar ese plan. Creemos sin duda que Dios sabía, desde antes de la fundación del mundo, quién aceptaría a Cristo, y quién escogería rechazar a Cristo. IPedro 1:2 dice: “elegidos según la presciencia de Dios Padre…” NO creemos que Dios decidió, determinó, eligió, o seleccionó a quién recibiría y quién no recibiría a Cristo.

2. Los términos que confunden. En referencia a los términos calvinistas modernos, hay mucha confusión y mala interpretación. Son llamados “calvinistas”, “hypercalvinistas”, “calvinistas de cinco puntos”… de cuatro, tres y dos puntos.” Los cinco puntos del calvinismo que mencionamos aquí son como las fichas del dominó que permanecen o caen todos juntas. No es posible derribar uno de ellos y sostener los otros cuatro.

3. La Voluntad Libre del Hombre. Alguien tuvo que decidir en cuanto a la salvación. En la enseñanza de Calvino, ese “alguien” fue Dios. Para aceptar esta doctrina, uno tiene que aceptar que Dios, en la eternidad pasada, seleccionó a los que serían y a los que no serían salvos, y que la decisión de Dios no fue relativo a ninguna cosa que podría distinguirlo a uno moralmente de otro.

Los bautistas fundamentales rechazamos los cinco puntos de la enseñanza llamada “calvinismo”, que se originó en el Infierno, fue presentada en las enseñanzas de Agustín, un “santo” católico del siglo IV, y se ha hecho famosa y ha causado mucha confusión por Juan Calvino de la Iglesia Reformada del siglo XVI. Juan Calvino escribió comentarios sobre la mayoría de los libros de la Biblia, que recibieron la recomendación de Karl Barth, el famoso pero errado teólogo, quien los llamó “mejores que la mayoría”.

Hay una forma muy sencilla de detectar a un hereje, o los que enseñan la falsa doctrina. Hágale la pregunta: “¿Qué tiene que hacer una persona para ser salva?” Si se le hace la pregunta a una persona que cree y enseña la doctrina de Juan Calvino, y contesta: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo…”, entonces su respuesta implica la voluntad libre del hombre, y su respuesta contradice su doctrina. Lo que el “calvinista” DEBE contestar, para estar en armonía con su doctrina, es “Para que una persona sea salva, tiene que ser uno de los ‘elegidos’, y entonces podrás creer en el Señor Jesucristo y ser salvo. Si uno NO es uno de los ‘elegidos’, entonces no hay nada que uno puede hacer para ser salvo.” También podría contestar: “Tiene que esperar hasta que haya una ‘atracción’ que uno no puede resistir, entonces puede ser salvo automáticamente si es uno de los ‘elegidos’.”

RESUMEN: En realidad, la doctrina calvinista está diametralmente opuesta al verdadero y sencillo mensaje del Evangelio de Cristo, y es un ataque abierto contra él. Es herejía enseñar que Dios, en la eternidad pasada, sin respetar la decisión que él por su presciencia sabía que haríamos, escogiera a algunas personas para ir al Cielo y predestinara a otros para ir al Infierno. En IJuan 2:2, la Biblia dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”

La Soberanía de Dios y la Voluntad Libre y la Responsabilidad del Hombre. Se nos ha dicho muchas veces que hay dos grandes doctrinas de la Palabra de Dios: La Soberanía de Dios, y la Voluntad Libre del hombre. Se nos ha dicho que tenemos obligatoriamente que aceptar ambas doctrinas, aunque en nuestras mentes finitas no las podemos reconciliar.

Si con decir que Dios es soberano, uno quiere dar a entender que Dios es 100% dominante en 100% de los asuntos del hombre, comenzando con su salvación, entonces tenemos que rechazar la “soberanía” de Dios.

Aceptamos el hecho de que Dios PODRÍA, si así lo decidiera, ejercer su soberanía o dominio en cada detalle minucioso de la vida del hombre. Que Dios PODRÍA hacer esto no es debatible. El es Dios. Sin embargo, nosotros creemos que Dios, en su soberanía, a propósito se limitó a Sí mismo, en que le dio al hombre una voluntad libre. Esto de ninguna manera desacredita ni deshonra la soberanía de Dios.

Creemos que Dios conoce (y que conoció desde antes de la fundación del mundo) cada decisión que haría el hombre, y cada detalle de la vida del hombre (IPedro 1:2). No aceptamos la enseñanza de que Dios decretó todas esas decisiones, esos detalles y esas acciones. Si la soberanía de Dios se extiende más allá de la voluntad libre del hombre, o si se dice que la voluntad libre del hombre siempre actúa en completa armonía con los decretos soberanos de Dios, entonces los así llamados “decretos soberanos de Dios” están en continuo conflicto con la Palabra, la naturaleza, el carácter y la santidad de Dios.

Esta posición presentaría miles de problemas teológicos que son inaceptables a la luz de la revelación divina. Que el hombre lleve a cabo decretos preordenados crearía una existencia mecánica que no dejaría lugar para la responsabilidad humana, y cualquier intento de Dios de juzgar al hombre por su pecado sería injusto. Y sobre todas las cosas, Dios es justo. La posible lista de las inconsistencias en esta enseñanza podría ser interminable. Pero esto ilustra claramente el punto.

El hombre tiene una voluntad libre y actúa independientemente NO del conocimiento de Dios, sino de su soberanía, porque Dios decretó que el hombre tendría ese privilegio, y lo dotó con esa capacidad. El hombre es responsable por sus decisiones y sus acciones.

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